Cuando el sufrimiento es la vía hacia el gozo...
Así vivieron los hinchas de Santa Fe el sufrido juego que le dio la octava estrella a los bogotanos.
Como si lo hubieran planeado, tal como lo hicieron con la bandera gigante, los rollos de papel, la pólvora y muchas cosas más que hacen la fiesta en la tribuna, apenas Andrés Felipe Mosquera marcó el gol del empate del Medellín, buena parte de los 40.000 hinchas de Santa Fe que llenaron El Campín desde muy temprano comenzaron a mirar su reloj. Y los que no tenían, empezaron a preguntar cuánto quedaba. (Lea aquí: Santa Fe empató 1-1 con el DIM y es ocho veces campeón).
Es que para ser hincha de Santa Fe, primero hay que poner a prueba el corazón para ver si resiste la tristeza. Este domingo se dieron cuenta de que sí resistía. Y seis minutos después de ese gol, cuando llegó el pitazo final de Luis Sánchez, la sangre roja seguía corriendo por sus venas, justificando una alegría que se está volviendo una costumbre. Durante casi 37 años no tuvieron títulos oficiales. Ahora, desde julio del 2012 hasta la fecha, llevan dos ligas, una Superliga, y además llegaron a una final de Liga, otra de Copa Colombia y una semifinal de la Copa Libertadores. (Lea también: Cinco claves del por qué Santa Fe es campeón).
Hinchas de Santa Fe celebrando en El Campín. (Milton Díaz / EL TIEMPO)
|
La fiesta roja comenzó desde el mismo momento en que Ulises Arrieta, el árbitro del partido de ida, dijo que no había más tiempo en el Atanasio Girardot. Las calles de Bogotá comenzaron a llenarse de camisetas y banderas rojas en los semáforos. Y el día del posible festejo, los centros comerciales, las calles, hicieron que Bogotá comenzara a tomar forma de estrella, con el centro en el estadio El Campín y los bordes regados por la capital. (Encuentre aquí: Arias, el hombre del taponazo que valió una estrella).
Hubo ansiedad, por supuesto. “Hoy vamos a sufrir por dos cosas, el partido y la carga de los celulares”, dijo José Falla, un hincha de Santa Fe que pronto será padre, y que hace ocho días, cuenta, casi tiene que ver un parto por adelantado porque la futura madre se pasó de emoción por el sufridísimo triunfo frente a Nacional.
Hace un año, una foto suya, con una lágrima rodando por su mejilla, después de la derrota en la final, frente a los verdes, fue enviada por una agencia y salió publicada en varios diarios. Falla la pidió para guardarla y así demostrar su amor por Santa Fe. Este domingo volvió a llorar, pero de alegría.
Otros intentaron llegar a Bogotá para vivir la final, sin éxito. Como John Alexánder López, un diseñador gráfico que vive en Stamford (Connecticut, Estados Unidos), fanático rojo desde niño. “Intenté comprar los tiquetes a Bogotá y me estaban cobrando 1.800 dólares. Imposible”, dijo. Lo vivió por internet, sufrió como si se hubiera mojado en El Campín y terminó celebrando la estrella con un pocillo en mano, tan rojiblanco como su camiseta y su corazón.
Hasta contra el agua
Las puertas del estadio se abrieron a la 1:30 p. m. y a las 3:30, dos horas antes del arranque oficial del partido, al estadio ya no le cabía una aguja. Pero, como si se hubiera planeado que no hubiera nada azul alrededor de El Campín, el cielo se tapó y la granizada obligó a buena parte de los hinchas a buscar refugio en las zonas de acceso. Hubo que armarse de media hora más de paciencia.
Hinchas de Santa Fe celebrando en El Campín. (EFE)
|
Los que no cupieron en El Campín se fueron al parque Simón Bolívar o a las pantallas que la Alcaldía de Bogotá repartió a lo largo de la ciudad. Allá gritaron con el alma el gol de Luis Carlos Arias. En la curva sur, algunos encendieron algunas chispas después del tanto.
Pero llegó el empate y, con él, la angustia. El cronómetro del tablero de El Campín se paró en el minuto 45. Y los hinchas seguían mirando sus relojes. Hasta que llegó el pitazo final, la alegría que se vuelve cada vez más frecuente, el desfile por una calle 63 que estaba cerrada desde las 10 de la mañana a la espera de la fiesta, y la alegría interminable en el parque Simón Bolívar. En Santa Fe no se goza sin antes sufrir.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
Subeditor de Deportes
No hay comentarios:
Publicar un comentario